viernes, 9 de marzo de 2012

Días 39 y 40 – En las entrañas de la ocupación

Ofer Laszewicki

Uno de los muros de separación.

Hoy, nuevamente, hemos vuelto a vivir una de esos días en los que acabas fundido, sin apenas aliento pero con la sensación de haber aprendido todavía más y, esta vez, haber vivido una realidad totalmente diferente a la hemos visto hasta ahora. En resumidas cuentas, nos hemos adentrado con la ONG “Combatants for Peace” en las entrañas de Cisjordania, los territorios ocupados por Israel desde el 1967 y que suponen a día de hoy, a mi juicio, el principal obstáculo para la paz entre israelíes y palestinos.

Tras establecer contacto con Teddy, uno de los activistas de la organización, nos citamos con el grupo delante del estadio de futbol de Jerusalén, situado al sur de la ciudad. Allí nos recogió el bus con el grueso de la expedición –básicamente profesores y estudiantes universitarios- procedentes de Tel Aviv. El itinerario y los objetivos estaban definidos: adentrarnos en los territorios ocupados entre Jerusalén y Belén, un área especialmente conflictiva por el polémico trazado del muro de separación, el elevado número de checkpoints que dificultan o imposibilitan la circulación de los ciudadanos autóctonos y la constante construcción de viviendas en los múltiples asentamientos levantados, en su mayoría, sobre tierras privadas de palestinos.


Tampoco voy a explicar todo al detalle, ya que escribiré un artículo sobre la organización y su actividad. Pero la idea era trasladaros la primera impresión y el shock que produce constatar de primera mano una realidad difícil de entender. En todo el área que rodea Jerusalén, tanto dirección norte como sur, el muro de separación se ha tragado literalmente hectáreas de tierras palestinas, todo ello bajo un plan bien pensado. Por ejemplo, las incursiones de los grandes asentamientos de Maa’le Adumim o Ariel, que prácticamente dividen lo que en un futuro debería ser el estado palestino.

Las explicaciones nos ofrecían desde el bus y una chica muy maja llamada Adi nos lo traducía todo al momento en inglés. Además, fuimos haciendo paradas estratégicas para ver puntos clave del muro o asentamientos que se levantan a prácticamente pocos metros de antiguas aldeas y que impiden a sus residentes trabajar los árboles de olivos adyacentes, que están prácticamente muertos. Otro dato: partes del muro, las que quedan del lado israelí, están “decoradas” para que parezca más bien algo pintoresco, mientras que del otro lado son del gris que estamos acostumbrados a ver.
Sorprende ver toda la inversión en infraestructuras que ha llevado a cabo Israel para sostener la ocupación. Carreteras por las que no pueden circular vehículos palestinos, túneles para evitar ciertas aldeas, construcciones de nuevas urbanizaciones, además del coste humano y militar que suponen la presencia de los soldados para defender a los colonos. Como curiosidad, cerca de Beit Jala, a las afueras de Jerusalén, se está construyendo un muro que rodeará la casa de un viejo habitante del valle, Omar, que costará unos 5 millones de shekels (1 millón de euros) y se le conectará al pueblo a través de un túnel. Que quede claro: una cosa es seguridad y otra bien distinta es ocupar y separar a la gente.

Sheenin
También escuchamos el testimonio de miembros palestinos de la organización, como Sheenin, una mujer con una manera de hablar clara e impactante. Tras narrar las dificultades de vivir bajo este sistema (el muro casi pisa su casa), explicó convencida que admira la perseverancia y el valor del pueblo judío por lograr volver a su lugar de origen tres mil años después, pero que en absoluto puede celebrarlo mientras siga suponiendo un obstáculo tan grande para los suyos. También tuvimos un coloquio con más miembros palestinos e israelíes de CFP en un hotel cercano, que nos sirvió para conocer de primera mano testimonios de gente que en el pasado lucho violentamente contra el “enemigo” y, actualmente, y pese a las dificultades, apuestan por una solución pacífica al conflicto. Lo explicaré todo con más detalle en el artículo.

 Pero la impresión general que me llevé, tras escuchar al resto de israelíes de la expedición, es que al otro lado del muro se sabe bien poco o se ignora que es lo que verdaderamente sucede en Cisjordania, y bajo el argumento de la seguridad se acaban justificando muchas injusticias que van mucho más allá. Personalmente, me ha sido una experiencia muy dura pero necesaria para tener una primera impresión real de que ocurre y que piensa la gente del otro lado del conflicto. Ah, y para los que probablemente discrepen de lo que explico: todo lo que he visto son hechos reales, sobre los que uno puedo opinar según su propio criterio.

Aparte de esto, hoy nos vimos atrapados por el “Shabbat”. La verdad, teníamos poco –por no decir nada- planeada nuestra vuelta a Tel Aviv. Teníamos el portátil en el hostal de Jerusalén así que tuvimos que volver en bus a buscarlo. Tratamos de reservar noche en el Gordon pero estaba todo pillado, así que nos quedamos aquí una noche más. El sitio la verdad que está muy bien y con lo agotados que estamos pues tampoco es mal plan. Eso si, lo del Shabbat menudo mal invento: a las seis y algo estábamos muertos de hambre –solo comimos algunas frutas y dulces árabes durante el día- y cuando cae el sol aquí no hay abierto nada. Vamos, cual toque de queda, no es broma. Por suerte, encontramos un maldito McDonald’s abierto y comimos algo de basura ahí, aunque luego fuimos a un colmado que estaba abierto y compramos pitas y humus porqué esas malditas hamburguesas son mas o menos como comer aire!

De ayer pues no escribí nada porqué pasamos el día deambulando por Jerusalén y disfrutando de nuestro nuevo hostal, que no está nada mal. Muy espacioso, una gran sala común, bar propio, The Doors y Los Rolling sonando...bastante mejor que el del árabe en la Ciudad Antigua, vamos. Además el tiempo nos sonríe, hace algo de calor y las calles siguen llenas de personajes disfrazados con motivo del Purim. Bueno si, probamos una nueva modalidad de humus: con carne picada y pimentón rojo. Uf, no os lo describo porqué de hecho creo que sería imposible! Va, voy a por una cerveza, veremos que tal sabe. Paz amigos. Diblastos.

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