Ofer Laszewicki
Seguimos aquí, no os preocupéis. El tiempo pasa y cada vez queda menos para nuestra vuelta a casa. Por una parte será una lástima, porqué todo esto acabará y realmente no sabemos que será de nosotros en nuestro país. Por otra, me muero de ganas de estar con mi chica, mi gente, mi guitarra y mi cama. Ahora mismo tengo una mezcla de sensaciones extrañas, pero supongo que tomando un par de cervezas todo se arreglará...
Bueno, a lo que toca, que me pongo filósofo. Ayer volvimos de Neveh Shalom satisfechos, pese a que nos tocó otra vez vivir la extensa ruta de autobuses de vuelta a Tel Aviv. Una vez de nuevo en nuestro hostal-refugio, nos pusimos a retocar el texto, imágenes y subir finalmente el reportaje. Al final, quedó algo decente que explica a resumidas cuentas que es lo que se cuece en esa curiosa aldea.
De postre hemos pedido un bote de oxígeno... |
Por la tarde un poco de reposo, y para cerrar la jornada con éxito, nos fuimos a tomar unas cuantas cervezas belgas y holandesas en un agradable bar del centro de la ciudad. Ambiente joven, gente “cool”, humo y buen rollo. Con un punto de borrachera y sin nada en el estómago, regresamos para caer muertos en nuestras literas. Por fortuna, Oli duerme ahora encima mío en lugar de esa loca yanki que me despertaba cada mañana agitando durante media hora la cama, que pesadilla!
Ya esta mañana, tras gozar del intenso desayuno del ya mítico “Yala-Yala”, nos pusimos en contacto con la encargada de Relaciones Públicas de Nalaga’at Center, un curioso teatro-restaurante que conocimos mediante un “flyer”. Lo curioso del lugar es que la mayoría de sus miembros son ciegos y sordos. Entre sus actividades, ofrecen interesantes actuaciones teatrales, cenas totalmente a oscuras dónde experimentas al máximo las sensaciones gustativas y un café en el que puedes ir a tomar algo en cuanto te plazca. La idea es hacer un buen reportaje de cómo funciona el lugar, poder conocer a la gente de ahí, entrar al “backstage” y poder tener algo potente a nivel visual. Además, a la mujer le ha parecido estupendo y nos conseguirá pases para todo! Seguramente seremos invitados el próximo miércoles.
Además, ya tenemos citado otro encuentro el martes con el Givat Ha’viva, una especie de campus dónde llevan trabajando mucho tiempo por la paz y el entendimiento entre árabes y judíos. Veremos que depara.
El día ha sido intenso, y tras cruzarnos caminando la ciudad de arriba abajo, hemos decidido que era un buen “Humus time”. Fuimos a “Abu Hasan”, toda una meca de tan rico y barato manjar, y el resultado, como era de esperar, ha sido excelente. Luego, un paseito con el sol de tarde por Yafo, un bonito barrio-distrito del sur de Tel Aviv, dónde se mezclan comercios y residentes de todas etnias y religiones. Calles soleadas, mercadillos callejeros, tiendas de artesanos curiosísimas –te venden desde una nevera, pasando por tenedores del siglo 2 a.C, Levi’s falsos, antigüedades raras, exprimidores, etc- y movimiento continuo. Sorprende ver como en pocos metros se levanta una mezquita al lado de una iglesia, como un soldado israelí va a comer humus al restaurante de un árabe y como los rezos islámicos invaden el puerto de Yafo. Todo forma parte de la vida cotidiana del lugar.
El día ha sido intenso, y tras cruzarnos caminando la ciudad de arriba abajo, hemos decidido que era un buen “Humus time”. Fuimos a “Abu Hasan”, toda una meca de tan rico y barato manjar, y el resultado, como era de esperar, ha sido excelente. Luego, un paseito con el sol de tarde por Yafo, un bonito barrio-distrito del sur de Tel Aviv, dónde se mezclan comercios y residentes de todas etnias y religiones. Calles soleadas, mercadillos callejeros, tiendas de artesanos curiosísimas –te venden desde una nevera, pasando por tenedores del siglo 2 a.C, Levi’s falsos, antigüedades raras, exprimidores, etc- y movimiento continuo. Sorprende ver como en pocos metros se levanta una mezquita al lado de una iglesia, como un soldado israelí va a comer humus al restaurante de un árabe y como los rezos islámicos invaden el puerto de Yafo. Todo forma parte de la vida cotidiana del lugar.
Ahora estamos en el hostal, a punto de tomar la primera cerveza y preparando una salida nocturna. Veremos en que depara. Lo que es seguro es que la próxima semana será de lo más intensa a nivel periodístico. El resto, está por ver. Saludos, pitas y diblastos.
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