lunes, 6 de febrero de 2012

Dia 8: Into the garlic

Oliver de Ros

Pues vale. Estamos en el ajo. En el garlic. En Jerusalén. En en centro de la movida. En la cuna de tantas civilizaciones. Estamos en la ciudad donde empezó todo, donde Jesucristo fue crucificado, ciudad del rey David, de Salomón, donde la religión judía, la musulmana y la cristiana conviven juntas para esparcir sus doctrinas a lo largo del mundo.


Pues vale. Aquí la gente lleva patillas, de las largas, sombreros y abrigos largos y negros. Leen pequeños libritos y lo repiten murmurando. Muchos árabes también, con turbantes y largas barbas, túnicas en mil variedades de colores. Huele a especias, a fruta auténtica, a pescado y a humanidad.


Nos hemos despertado esta mañana en Haifa temprano nos hemos subido en un bus y gracias a la diminuta geografía de éste país, nos hemos plantado en Yerushaláyim en cosa de dos horas. Hemos tomado un tranvía hasta la puerta de Jaffa que estaba abarrotadísimo de gente, las alas de los sombreros de los ortodoxos rozaban mi nariz, que imagen mas pintoresca. Hemos llegado al youth hostel árabe donde los techos no miden mas de metro y medio. tras dejar las cosas,  hemos subido a la terraza a hablar con Thomas, un tipo muy peculiar al que Dios le ha mostrado el camino. El vivía en Minnesota hasta que oyó la voz del señor y le dijo que debía seguirle, así que vino a vivir a Jerusalén. Nos ha contado gran parte de la biblia, un hombre curioso donde los haya. Luego hemos ido Ofer y yo a dar una vuelta por el centro de la ciudad (no la ciudad antigua), muertos de hambre nos paramos en el primer Kebab que hemos encontrado y nos han timado que da gusto. Luego un paseo por la ciudad hasta que nuestras piernas no han dado a más y hemos venido al hostal a aplatanarnos. Poco más que contar. Mañana día serio!

Diblastos.

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