Ofer Laszewicki
Foto: Oliver de Ros |
Tras un intenso día de caminatas por las callejuelas de la ciudad antigua de Jerusalén (o Al Quds en árabe), hemos podido constatar la tremenda diversidad que alberga este sagrado lugar en tan poco metros cuadrados. En pocos minutos, cruzamos los lugares más sagrados de las tres grandes religiones monoteístas: la Iglesia del Santo Sepulcro, el Muro de las Lamentaciones y la Explanada de las Mezquitas. Para Oliver, ha sido toda una experiencia nunca antes vivida. Para mi, el comprobar una vez más que entender todo lo que ha sucedido aquí es casi imposible.
Foto: Oliver de Ros |
Además, contábamos con un “handicap” imprevisto: una fría ventisca y una niebla que nos han dejado prácticamente helados durante el recorrido. Para compensarlo, nos hemos vuelto a abastecer de un buen humus a la hora de la comida y un delicioso café turco para calentar un poco el alma. Lo mejor de la jornada, las buenas imágenes que hemos recogido y que serán subidas en breves en el otro blog.
Foto: Oliver de Ros |
Ya en el hostal, nos dedicamos a intentar establecer nuevos contactos y ver como encarar el resto de nuestra estancia. De momento, mañana nos dirigiremos a “Yad Vashem” (museo en memoria de las víctimas del Holocausto), lugar esencial para comprender una parte esencial del pueblo judío y de la construcción del Estado de Israel. Nos vamos a la cama que el dueño del hostal ya nos ha apagado las luces y aquí no queda ni cristo. Sin duda, el ambiente del inmueble en Tel Aviv era mucho más animado: aquí no se puede ni beber cerveza...
Foto: Oliver de Ros |
En fin, serafín. La vida continua. Diblastos.
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